miércoles, 15 de agosto de 2012

5° CAPITULO

No le tenía confianza a la mujer que le alquilaba el departamento, había algo en ella que no le gustaba, aunque no sabía que era lo dejaba intranquilo. No podía negar su belleza ni que le gustaba, pero en su interior algo le decía que tenía que ir con mucho cuidado. Las clases en el instituto iban muy bien, sus compañeros no le molestaban y a veces hasta le pedían consejo. Algunos le miraban con tristeza al verlo con su bastón como si fuera un viejo, pero como él no se hacía problema por ello, nadie más se preocuparía por su condición.
Carolina, la secretaria del director, una chica joven de unos treinta y dos o treinta y tres años le seguía como sombra, se notaba de lejos el enamoramiento que tenía por ese hombre taciturno, encerrado en sí mismo. Al subir las escaleras ella siempre estaba cerca esperando ese momento para ofrecerle su brazo como apoyo, sus ojos empañados por el amor recibían toda la descarga de su furia encubierta con palabras de agradecimiento y miradas de fastidio pero le demostraba que podía subir solo. La joven se quedaba en los primeros escalones mirándolo ir a clases. Su pelo negro enrulado largo hasta la cintura era lo más hermoso que él había visto, pero no podía dejar ablandarse por unos ojos tiernos que parecían de un mapache herido en la trampa, ni por una cabellera perfecta, no le tenía confianza, solo le había demostrado que flirteaba con varios, esas niñerías le sacaban de quicio, no iba a gastar su tiempo en una niña con problemas de autoestima. Ella se la perdía por no ser transparente, en fin, nunca tenía suerte. No iba a malgastar el poco tiempo que le quedaba. Y este tiempo se iba agotando día a día, cada paso que daba con su bastón era un día gastado de salud. Por eso se apuraba, estudiaba todo lo que le daban una y diez veces, leía todos los casos y sacaba conclusiones, inventaba asesinatos solo para poder formular hipótesis con sus compañeros de estudio.
Pero había algo que nada podía remplazar y eso era un caso real, experiencia real, sangre de verdad.
Era hora de mostrarle a la ciudad, que un asesino había llegado.

1 comentario:

  1. el cuento se pone mas y mas interesante leo el capitulo nuevo después de releer los anteriores !! muy bueno ! un abrazo !

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